Jorge Mario Bergoglio, conocido mundialmente como el Papa Francisco, fue mucho más que el líder de la Iglesia Católica: fue un fanático del fútbol desde la cuna, con un amor inquebrantable por San Lorenzo de Almagro. Nacido en Buenos Aires en 1936, creció en el barrio de Flores y desde niño se enamoró de los colores azulgrana. 

Asistía de la mano de su padre a las tardes en el Viejo Gasómetro, ese mítico estadio donde San Lorenzo se coronó campeón en 1946, apenas días antes de que él cumpliera 10 años. Aquel equipo —con Farro, Pontoni y Martino brillando en el ataque— quedó grabado en su memoria, y más de siete décadas después podía recitar de memoria la alineación completa de aquel “terceto de oro”.

Esa devoción jamás menguó. Ya adulto y siendo Arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio mantuvo viva su identidad cuerva. En 2008 recibió el carnet de socio vitalicio del club y celebró la misa por el centenario de San Lorenzo, pidiendo entre risas que nunca se olvidaran las raíces del equipo. “San Lorenzo forma parte de mi identidad cultural”, llegó a decir, dejando clara la dimensión personal de esa pasión.

Cuando en marzo de 2013 fue elegido Papa y adoptó el nombre de Francisco, fue el primer pontífice en declararse abierto hincha de un club de fútbol. San Lorenzo, orgulloso, presentó una camiseta especial con la imagen del nuevo Papa y el logo “Francisco I”. Dirigentes como Matías Lammens y Marcelo Tinelli viajaron al Vaticano para la entronización, encantados de celebrar el primer “Papa cuervo”. Y el club, como en un guiño milagroso, ganó su primer título de liga meses después y, en 2014, su histórica Copa Libertadores. Aquel año, Francisco recibió al plantel campeón en el Vaticano y alzó el trofeo con sus propias manos ante miles de fieles, emocionado como un hincha más.

Un hincha en el Vaticano: carisma y lenguaje futbolero

Francisco nunca renegó de su condición de hincha, sino que la integró de forma natural en su papado. Recibía en audiencia a delegaciones de equipos de todo el mundo y sonreía ante cada camiseta que le obsequiaban, ya fuera de San Lorenzo o de cualquier club. En honor a la paz organizó un partido amistoso entre Argentina e Italia en Roma, saludando a figuras como Lionel Messi y Gianluigi Buffon y bromeando sobre a quién animaría él mismo.

Incluso usó metáforas futbolísticas para transmitir sus mensajes: comparó sudar la camiseta con entregarse en la fe y animó a los jóvenes a “jugar para adelante” en la vida. Sin ocultar que como jugador era un “pata dura”, reconocía que el deporte forma carácter, enseña valores de equipo y nutre la solidaridad. Admiraba a Diego Maradona y jugaba con la idea de que, aunque muchos adoran a Messi, “Dios del fútbol” no podía quitárselo de encima al brasileño Pelé, siempre su favorito.

Para los argentinos fue un orgullo que el Papa compartiera la pasión por la Albiceleste en los Mundiales de 1978, 1986 y 2022. A nivel global, Francisco se convirtió en un embajador simbólico del fútbol, organizando partidos por la paz y bendiciendo iniciativas solidarias. Sus mensajes de juego limpio y respeto calaron tanto en templos como en estadios, consolidándose como “el Papa de los futboleros”.

El mundo del fútbol despide a su “Papa hincha”

El lunes 21 de abril de 2025, al anunciarse la muerte de Francisco a los 88 años, el mundo del deporte se unió en un luto sin precedentes. San Lorenzo decretó duelo y despidió a su hincha más ilustre con un emotivo mensaje: “Nunca fue uno más y siempre fue uno de los nuestros. Cuervo de niño y de hombre… Cuervo también como Papa”. Acompañaron esas palabras con imágenes del Papa en azulgrana y un video con sus mejores momentos de aficionado.

En todos los estadios de la Liga Profesional argentina se guardó un minuto de silencio. Jugadores como Lionel Messi recordaron su humildad y Ángel Correa lo despidió agradeciendo la inspiración que recibió al ser confirmado por él de adolescente. Hasta en Italia, donde vivía, la Serie A suspendió la jornada de Pascua y rindió homenaje con banderas y mensajes de condolencia de clubes como Inter, Milan y Roma.

Organismos como la FIFA, la CONMEBOL y el Comité Olímpico Internacional enviaron sus condolencias, resaltando el poder integrador del deporte que Francisco promovió. Gianni Infantino lo definió como “un hincha que entendió el poder del fútbol”; Alejandro Domínguez evocó la imagen del Papa levantando la Libertadores. Enlutados, los estadios mundiales proyectaron su imagen junto a camisetas y banderas.

Así, el fútbol lloró a su Papa. Francisco deja la huella de aquel niño que jugaba con una pelota de trapo en Boedo y la de un líder que entendió el impacto cultural y social del deporte. Su sotana blanca y su bufanda azulgrana seguirán juntas en la memoria de millones de hinchas: el Papa hincha, para siempre.

Apuesto.com

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  • Santiago
    21 abril 2025
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